25/8/12

Cuando un amigo se va


Cuando se pierde un amigo o amiga siempre viene a la memoria esa canción de Alberto Cortez, pero hay otra, más local y menos conocida allende los mares, que expresa el mismo sentimiento. Se trata de las Sevillanas del adiós y, aunque no me gustan las sevillanas ni tampoco se bailarlas, tengo que reconocer que estas las he oído muchas veces. Traigo aquí ahora dos versiones, una solo vocal de sus intérpretes más conocidos, los Amigos de Gines, y otra bailada de forma casera, poco profesional.


 
 
Dedicado a una amiga que se fue tal día como hoy hace dos años, a las preguntas que me hice, me hago y me haré mientras viva.



ACTUALIZACIÓN (29-8-2012)

Hay amigas que se van y una conserva la esperanza de que vuelvan, les dedica un post, sube un vídeo de sevillanas y aguarda. Pero hay otras que se van definitivamente y el pañuelo de silencio sirve para enjugar el llanto.  Adiós, amiga, que tus ángeles te acojan amorosamente.

 

19/8/12

Moras, moritas, moras....



No hace muchos días, una foto de esta_ahi en Flickr me hizo recordar los veranos de mi infancia cuando, en las calurosas siestas, nuestros padres nos obligaban a acostarnos mientras ellos hacían lo mismo y el silencio se apoderaba de los patios, las calles y las casas. Y en ese silencio, de pronto, llegaba de la calle el pregón que me hacía saltar de la cama
¡Moras, moritas, moras!
Sin atreverme a molestar a mi madre, rebuscaba por la casa y en mis guardados ahorros una moneda que pusiera en mi mano aquel cucurucho formado con una hoja de parra que, por milagro de la Física (o del recuerdo), mantenía frescas las moras. Por los mismos días o quizá un poco más tarde, el mismo hombre traía otro pregón
¡Avellanas frescaaaas!
Y esta vez no se trataba de temperatura, sino que las avellanas estaban cogidas antes de tiempo y tenían aun sus hojitas verdes y el fruto casi lechoso dentro.

Ahora, cuando los veranos son ya muy distintos, cuando aquella casa se perdió en el tiempo y la calle es ya una calle cualquiera camino de cualquier parte, cuando los que estaban conmigo entonces hace ya mucho tiempo que me faltan y el paisaje humano de aquella calle es también otro, el poder evocador de una foto me ha traído a la memoria todo aquello y me he visto niña con toda la vida por delante y un único objetivo: encontrar una moneda para moras o avellanas frescas.

Foto cedida amablemente por Leodegundia 


10/8/12

Citius, Altius, Fortius



Nadie les ha advertido de que aquí ya no hay pan para ellos, que ni siquiera podrán ser manteros porque no habrá quien compre su mercancía. No han visto que algunos como ellos han humillado su soberbio porte y están sentados en un escalón pidiendo limosna y, ajenos a lo que les aguarda, siguen embarcando en frágiles pateras su ilusión por una vida mejor para ellos y sus hijos, siguen enfrentándose a la hazaña de cruzar el Estrecho en noches tenebrosas donde su piel se confunde con la oscuridad.

Un poco más al norte, en un país con desconocida lluvia, deportistas de élite se esfuerzan en ser más rápidos, llegar más alto y ser más fuertes. 


6/8/12

Una mujer





No hace mucho, viendo en el televisor las imágenes sin sonido de El señor de los anillos, me acordé de ella, de lo que le hubiera gustado esta película y otras de ese estilo que se han proyectado cuando ella ya no está.
Era una mujer inteligente, que conservó su lucidez hasta el último momento de su vida. Era fuerte, tomaba decisiones rápidas y acertadas. Era entregada y nunca escatimó trabajo ni esfuerzo para atender a los que quería. Su pasión era las novelas policiacas, que llamaba de misterio, y de las que llegó a tener una gran colección, pero sobre todo le gustaba Agatha Christie y tenía todos sus títulos, que leía y releía a pesar de conocer ya quien era el asesino.
En el cine sus gustos iban en el mismo sentido y su director favorito fue –como no- el gran Alfred Hitchcock, cuyas películas llegamos a sabernos de memoria. Pero también disfrutaba mucho con toda película en la que estuviera presente la fantasía y ahí asomaba la niña que llevaba dentro. Su último deseo, iniciada ya la recta final, fue ver Parque jurásico, cosa que no pude conseguirle por no estar aun la película en las tiendas o en los videoclubs.
Supo que iba a morir y dejó sus cosas preparadas y dispuestas. Era una mujer de cuerpo entero pero también era una niña. Y era madre, mi madre. Y hoy hace 18 años que no está conmigo.
 

1/8/12

Conclusiones



Y los otros cuatro, muertos o en el hospital.