30/12/15

A veces llegan cartas





     Tal día como hoy, hace 21 años, se me fue del todo una persona que escribía muchas cartas. Eran cartas largas, de muchas cuartillas escritas por ambas caras y con una letra que me hizo decirle cuando recibí la primera que un hombre con dos cosas bonitas –la letra y la voz- podía llegar lejos. Frase memorable donde las haya, que no dice mucho, pero que consiguió que el propietario de la letra y la voz siguiera escribiendo hasta su último aliento y yo  recuerde aun su voz cuando las leo.

     Hoy, 21 años después de que faltaran definitivamente aquellas cartas, me llega una muy distinta y en unas circunstancias muy distintas. No es un abultado sobre lleno de cuartillas, sino un “christmas” de felicitación, y no viene de muy lejos, sino de ahí al lado, como quien dice. Pero también, como aquellas cartas perdidas en el tiempo, ha iluminado de esperanza una Navidad triste como todas las navidades habidas y por haber. Y con ella, además, he pensado que, con tantos medios informáticos, hemos perdido la emoción de sacar de nuestro buzón del portal un sobre con una dirección y un sello, abrirlo sin saber lo que contiene y experimentar el milagro de que una presencia virtual se haga física y real en forma de papel y firma.

24/12/15

El nacimiento





     Yo tenía un gran nacimiento cuando niña. Me lo hizo mi padre, un artista de pies a cabeza, y consistía en una estructura fija en forma angular, que se guardaba de un año para otro en una de las habitaciones de trastos que había en el piso superior, para lo cual había que subirlo entre dos por la escalera dificultosamente. Representaba un paisaje del Sacromonte, con sus cuevas, sus “vereas” y sus pequeñas placetas. Y en el centro, en la cúspide del ángulo, estaba la cueva más grande y visible con el Misterio: José, María y el Niño.  Y ese añadido habitual del buey y la mula, con lo que ya empiezan las incongruencias.

     Sí, las incongruencias, pues el paisaje sacromontano tenía unos agujeritos donde se introducían una especie de abetos pinchudos que le traía de la sierra a mi padre un peón caminero junto con el musgo blanco y verde, que parecía nevado. Ni musgo ni abetos iban mucho con el paisaje del monte sacro, pero no vamos a andar con exigencias tratándose de un belén donde también había un río de celofán que ya hubieran querido para ellos los supuestos habitantes de esas cuevas.

     Pero a lo que vamos. Que en la cueva principal, en el pesebre, estaba el Niño desnudo, otra incongruencia, pues ya nos dice bien claro el  evangelista que lo envolvieron en pañales, cosa lógica en unos padres responsables y sabiendo que en Belén hace por esta época el mismo frío que aquí. Y como yo he tenido mucha lógica desde pequeña, eso de que el Niño estuviera desnudo me resultaba intolerable y lo tapaba por la noche con una mantita diminuta que me había hecho mi madre. Blanca, con pelito por dentro, un primor de manta, que yo colocaba todas las noches con delicadeza para no cargarme ningún pastor de camino. Pero que trajín con aquello, la de veces que se me olvidaba al acostarme y tenía que bajar a oscuras, aterida y muerta de miedo, a colocar la dichosa manta, pues no podía dormirme pensando que el Niño iba a coger una pulmonía en un cuarto de estar con el brasero ya apagado.

     ¿A que viene esta tierna historia de mi infancia? Pues a que en esta Navidad tenemos muchos niños pasando frío en inhóspitos campamentos de refugiados, en improvisados albergues, en carreteras, en barcos a la deriva… Niños que como ese del pesebre están en tierra extraña, no tienen casa y en la pensión de este mundo no hay sitio para ellos. ¿Podremos dormir sin cubrirlos con una manta?

 ¡FELIZ NAVIDAD! ¿PARA TODOS? 

    

19/12/15

Quince años


     Hoy hace 15 años que se nos fue Carlos Cano y estoy desde esta mañana pensando en subir algo aquí, pero sin decidirme porque lo he mencionado tantas veces en este blog que ya todo es repetido. Sin embargo, hace un rato me ha llegado al móvil el guasap de un amigo con el enlace a este video del Carlos Cano primero, aquel que no se sabía como podía peinarse, y, aunque me gustan más otras canciones suyas, lo traigo aquí en recuerdo de alguien a quien nunca vamos a olvidar.

     Con ustedes, Carlos Cano cantando algo que, por desgracia, sigue siendo actualidad. 

Sacabe el paro y haiga trabajo,
escuela gratis, medicina y hospital,
pan y alegría nunca nos falten,
que vuelvan pronto los emigrantes
haiga cultura y prosperidad


13/12/15

El nombre






     Recientemente este artículo, El nombre de las víctimas,  me ha recordado algo que he mencionado varias veces en este blog, algo que para mí es importante, que lo llevo muy hondo. 

      En la Biblia, el nombre es la persona y por ello, cuando la persona cambia, cuando empieza a ser una persona distinta, cambia de nombre. Dos ejemplos claros son el de Abraham (Gn. 17,1-8) y el apóstol Pedro (Mt. 16,13-20)  Esto se ha perpetuado en la Iglesia Católica con el cambio de nombre que se produce al profesar en un convento una monja o un monje e, incluso, cuando accede al papado un cardenal. 

     Viene esto a cuento de que todos nosotros, los que andamos por la Red blogueando, tenemos un nick, un seudónimo, bajo el cual parece que nos escondemos, pero que en muchos casos ocurre lo contrario, pues quizá nos expresamos con más libertad, somos más nosotros con ese nombre que con el que aparece oficialmente en nuestro DNI. Por una razón: porque un día decidimos que a partir de ese momento no seríamos la persona del DNI con la que quizá no estábamos muy de acuerdo, sino que seríamos otra, la que elegimos, la que somos en realidad.


7/12/15

Los recursos






Junio. El papa Francisco publica la encíclica Laudato si sobre ecología y habla del ahorro de los recursos naturales

Octubre y Noviembre. Me trago tres conferencias sobre la encíclica, en las que se habla del ahorro de los recursos naturales.

Diciembre. Le envío al presidente de mi comunidad de vecinos la lectura del contador del agua caliente y me contesta –como un reproche-que gasto poca agua.

Uno de los dos no está al loro. Y no soy yo.


Laudato si', mi' Signore, per sora nostra matre Terra,
la quale ne sustenta et governa,
et produce diversi fructi con coloriti flori et herba.